De alguna de ellas si conozco hasta la fecha piezas únicas, o quizás dos o tres ejemplares.
La Real orden de 18 de julio de 1820 dice: «El Rey oyó con satisfacción la exposición que dirigió en 12 de mayo último esta Junta patriótica encargada de las exequias que se preparaban los restos del difunto general don Luis Lacy, manifestando los deseos de que se eternicen los hechos gloriosos de tan ilustre y esforzado campeón, particularmente el mas glorioso sin duda de sus timbres cifrado en el distintivo que propuso el expresado general en 23 de mayo de 1816, para perpetuar la memoria de la nueva vida que dio al principado en el año de 1811, con los guerreros que supo reunir a su valor y lealtad en la montaña de Busa dándoles el título de los Pelayos que tan dignamente merecían por haber sido los restauradores de Cataluña dominada por las huestes del tirano de la Europa; y S. M. tomando en su real consideración tan digno objeto de la Junta quiso oír a su Consejo de Estado y en conformidad de lo que ha expuesto en consulta de 15 de este mes se ha servido conceder al difunto teniente general don Luis Lacy la cruz de distinción titulada de los Pelayos de Cataluña, con arreglo al modelo que presentó en 23 de mayo de 1811, para que la Junta en cumplimiento de sus deberes la coloque en el escudo de las armas de este general, entendiéndose personal esta gracia a los restos del citado general Lacy; sin extenderse jamás a ninguno de cuantos se hallaron en la montaña de Busa porque no existiendo ya dicho general que podía calificar el derecho de los que la soliciten, podía resultar un grave perjuicio a los verdaderamente beneméritos. Todo lo que participo a V. S. de orden de S. M. para inteligencia y satisfacción de esta junta, acompañando el modelo original para los efectos convenientes.»
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